Comentario de la obra El progreso de América de John Gast (1872)
- Estela Verdejo
- 10 may
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 11 may
Breve comentario sobre la obra y su relación con la Doctrina del Destino Manifiesto

Creación de la obra
Esta pintura de John Gast, conocida con el nombre de El progreso de América fue realizada en el año 1872 en Brooklyn, Nueva York, como un encargo de George Croffutt, quien había publicado una serie de guías de viaje del Oeste norteamericano. De hecho, esta obra sería usada en ediciones posteriores de esas guías de viaje, así como regalo en forma de cromolitografías a los suscriptores.
Análisis formal de la obra
La obra es un óleo sobre lienzo de 12x16 pulgadas. En el centro de la imagen aparece una figura femenina de gran tamaño que avanza por el aire. Viste con tela de color blanco que flota tras ella y su cabello es rubio, con una estrella en el centro. En la mano sostiene dos elementos: un libro escolar y el cable del telégrafo, que va colocando a su paso formando la red de comunicaciones.
La luz en la obra cumple una función crucial, que es representar el progreso americano; la zona derecha iluminada en la que podemos ver cultivos, Carretas, ciudades y ferrocarriles, frente a un otro; la zona izquierda sumida en la oscuridad que son las tierras “bárbaras” conformadas por tribus y animales salvajes.
La interpretación de la obra: La Doctrina del Destino Manifiesto en la expansión hacia el oeste norteamericano
Se denomina Doctrina del Destino Manifiesto a la doctrina que comenzó a utilizarse por parte de Estados Unidos durante el periodo de la expansión hacia el oeste norteamericano, según la cual el pueblo estadounidense ha sido elegido por Dios para construir una sociedad idílica basada en la libertad, las instituciones republicanas y la iglesia protestante. Estados Unidos tenía además la obligación moral de expandirse por el continente americano, con el fin de difundir dicho modelo social.
La composición de la obra, así como el mensaje que desea transmitir al espectador, se basa en la contraposición de dos mundos.
En primer lugar, el mundo incivilizado y bárbaro, representado en la zona izquierda sumido en la oscuridad. En él podemos encontrar indios montando a caballo desnudos y animales salvajes como osos y bisontes, que huyen de la luz que trae consigo el progreso.
En segundo lugar, el mundo civilizado estadounidense, representado en la zona derecha con una gran iluminación que parece provenir de la mujer situada en el centro de la obra. En este mundo las grandes ciudades y la tecnología florecen, apoyadas en la sociedad idílica que los estadounidenses tienen el deber moral de difundir en el continente americano. En contraposición con los indios que corren semidesnudos, en esta zona encontramos a hombres completamente vestidos que portan instrumentos de labranza y cultivan la tierra.
Además, resultan también esenciales dos elementos: que ese avance del progreso que tiene lugar en la obra se realiza desde el este al oeste, haciendo una clara referencia a la expansión hacia la costa del Pacífico, y que el clima cambia cuando avanza el progreso, lo que aporta un cierto carácter divino a la obra.
Esto último es una referencia a que, según la Doctrina del Destino Manifiesto, Dios ha manifestado mediante señales a la nación estadounidense que su destino es expandirse por el continente americano, protegiendo a otras comunidades e implantando su modelo social. Por tanto, en la obra no solo se da un avance del progreso, sino también de Dios, que está de parte de Estados Unidos.
La creación de la identidad estadounidense basada en la expansión del progreso
En su ensayo de 1893 El significado de la frontera en la historia americana, Frederick Turner señalaba cómo la expansión de la frontera estadounidense hacia la costa oeste norteamericana había contribuido a consolidar la identidad nacional de Estados Unidos.
Turner destaca cómo la frontera fue el lugar en el que el modo de vida europeo se transformó y adaptó, desarrollando nuevas formas de vida americanas a la vez que la influencia europea desaparecía. Además, este avance del progreso contribuyó al nacionalismo estadounidense, pues permitió que las colonias se uniesen contra un enemigo común, un “otro” incivilizado, como se representa en la obra de John Gast.
"Pero el efecto más importante de la frontera ha sido haber fomentado la democracia tanto aquí como en Europa. Como ya se ha indicado, la frontera produce individualismo."
Como señala Turner, la frontera contribuyó en la formación de los valores expresados en la Doctrina del Destino Manifiesto, entre los que destacan el individualismo, la libertad y la democracia. Por ejemplo, este último elemento, que fue crucial para justificar la expansión, fue posible gracias a la renovación en el sistema electoral que presentaban los estados que se habían formado en la frontera, los cuales más tarde traerían la ampliación del sufragio a otros estados más antiguos.
Bibliografía empleada:
Arellano, F.J. (junio-agosto 2015) Una expresión del “Destino Manifiesto” en los Estados Unidos: análisis semiótico de la pintura “American progress” de John Gast (1872). Ingeniería en comunicación social, 19 (90). Pp. 659-671.
Turner, F.J. (1987) El significado de la frontera en la historia americana. Secuencia, (7). Pp. 187-207. DOI: http://dx.doi.org/10.18234/secuencia.v0i07.170
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