El western revisionista visto a través de Hoka Hey!
- Estela Verdejo
- 19 may
- 5 Min. de lectura

Hoka Hey es una novela gráfica escrita por el francés Neyef, también conocido como Romain Maufront, narra, al más puro estilo road movie, las aventuras (y desventuras) de un joven sioux-lakota llamado Georges, que creció alienado de la cultura lakota, en una reserva estatal y criado por un sacerdote cristiano. El joven Georges se encuentra entre dos mundos, es un indio a ojos de los blancos, un piel roja, pese a que nunca ha estado ni remotamente cerca de los lakota y su educación ha sido fundamentalmente cristiana, sin embargo, tampoco es un estadounidense ni mucho menos un blanco, es poco más que un salvaje educado, pues su etnia y su origen no permitan que sea otra cosa.

Su suerte cambia cuando se topa con Little Knife, un forajido lakota que, junto a un grupo de otros dos forajidos, No Moon y Sully, un joven irlandes analfabeto que tiene más en común con los indios que con los “blancos civilizados”, que la vida de Georges cambiaria y, enzarzado en la venganza personal de Little Knife, entrará por primera vez en contacto con la cultura lakota, siendo este forajido el catalizador mediante el cual Georges descubre las atrocidades a las que los indígenas fueron (y aún continúan siendo) sometidos y se hace consciente de cómo los indios son vistos por los blancos.
Se trata de una obra excelente, y profundamente revisionista. Los indios son los protagonistas y el cómic muestra un interés genuino por las costumbres y rituales lakotas, como puede verse en la descripción que hace del rito funerario, en el que el cuerpo se situaba sobre una superficie elevada y un año después se enterraba en el suelo. Sin embargo, más allá de la calidad de la obra y de lo acertada que pueda ser en su descripción de las costumbres sioux-lakota nos interesa ahondar en su carácter de western revisionista, o crepuscular.

Esta corriente del western nace precisamente en un contexto en el que los movimientos sociales, como el American Indian Movement habían cobrado fuerza, se respiraba un ambiente de cierta contracultura y reivindicación de derechos, ademas ya había transcurrido suficiente tiempo desde la colonización del oeste para que recordar constantemente en las producciones que los indios eran una panda de bárbaros sedientos de sangre no fuese necesario; de manera similar a lo que por ejemplo en España sucedió con la novela morisca las imágenes negativas dieron paso a una suerte de pena o lastima y cierto ensalzamiento de los valores “indios” pero vaciándolos de todo significado, como por ejemplo el “amor a la naturaleza” que fue tomado por el movimiento hippie de los 60 en lo que es una muestra más del sistema capitalista reduciendo a un grupo a una serie de valores asimilables. Ahora lo que comenzaba a verse en western eran nobles salvajes, filmes, libros, históricas en general en las que los indios eran vistos bajo una luz más positiva; no faltaban historias en las que, pese a no ser explícitamente racistas, se entendían a los amerindios como una serie de pueblos condenados a desaparecer, no por la mano estadounidense, sino por el simple avance del tiempo y de la historia, reliquias de otro tiempo que no tenían cabida en el mundo contemporáneo. Otra cara del revisionismo es el que puede verse en filmes como El Último Mohicano (1992) o Grey Owl (1999), donde el protagonista no es el indio, sino un blanco que se integra en una comunidad india y adopta sus costumbres como suyas y que, normalmente, acaba regresando a su propia sociedad, siendo las dos películas mencionadas una excepción a esto.
Lo cierto es que estas nuevas imágenes de los indios, pese a ser menos explícitamente negativas, seguían siendo una imposición sobre el Otro hecha desde la sociedad estadounidense; los indios, da igual de la forma que fuese, no solían ser representados por ellos mismos, por otros amerindios, sino por directores estadounidenses; mención tangencial merece el cine antiimperialista, o “tercer cine”, surgido en América Latina durante el siglo XX cuyo carácter era eminentemente reivindicativo y tenía como objetivo poner en el foco a los alienados, los pobres o las minorías desfavorecidas. También tenemos ejemplos de cine amerindio, momentos en los que estos han tenido en sus manos las posibilidades de decidir su propia representación.
Es complicado hablar, sin embargo, de un “estilo indio”, ya que este no es, no ha sido nunca, un cine demasiado establecido; además el arte nativo americano es indisociable de su identidad de grupo, existe por y para este y no puede entenderse en un vacío. Algunos filmes dirigidos por indios americanos son Skins (2002), de Chris Eyre, sobre la búsqueda de identidad, The Business of Fancydancing (2002), de Sherman Alexie, que trata el debate sobre la tradición y el progreso y Smoking Signals (1998), también de Chris Eyre, sobre el conflicto de la auto-identificación frente a la identificación externa. De estas tres obras, no obstante, ninguna pertenece a ese género que definió la imagen de los nativos americanos en la cultura popular, el western.
En la actualidad los indios americanos tienen indudablemente una mayor capacidad para proyectarse al exterior que durante el siglo XX, sin embargo en la inmensa mayoría de las ocasiones, en lo que al western se refiere, estos no han elegido el cómo desean ser representados. En este sentido, aún queda mucho camino por recorrer. A día de hoy cualquier western que se precie debe ser tanto una carta de amor al medio como una crítica a esto. Es un género indudablemente problemático al que resulta complicado aproximarse más que con una intención explícita de deconstruirlo. Obras como Hoka Hey hacen una labor excelente en esta materia, el autor se aproxima a una cultura ajena con un enorme respeto, sin caer tampoco en la romantización vacía de los nativos americanos; Little Knife y No Moon son personajes grises, víctimas de un estado que les ha empujado a una espiral de violencia que ha marcado toda su vida. Pese a todo en la actualidad los estudios sobre el género están más centrados en analizar las obras del siglo pasado, los western mas actuales carecen de la atención por parte de la academia cuando, en mi opinión, ocupan una posición muy interesante, heredera de las problemáticas de etapas anteriores sí, pero precisamente por eso autores modernos las abordan desde una perspectiva propia que cuenta con un bagaje artístico e intelectual muy rico.
Bibliografía empleada:
Price, John A. “The Stereotyping of North American Indians in Motion Pictures”. Ethnohistory 20, n.o 2 (1973): 153-71.
Serrano Moya, María Helena “El cine como adaptación e identidad cultural de los nativos norteamericanos: con sus propias palabras y con sus propias voces”. En El Mediterráneo y América: Actas del XI Congreso de la Asociación Española de Americanistas. 791-800. Murcia: Editorial Regional de Murcia, 2006
Valdez Moses, Michael. “Savage Nations: Native Americans and the Western”. En The Philosophy of the Western, editado por Jennifer L. McMahon y B. Steve Csaki, 261-90. Lexington: University Press of Kentucky, 2010.
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